lunes, 8 de junio de 2020



LAS GENERACIONES DE LA RED INTERNET 

FRENTE AL DERECHO Y A LA SOCIEDAD


  REVISTA DEL FORO Nº 106, COLEGIO DE

ABOGADOS DE LIMA



El pasado mes de diciembre del año 2019, el COLEGIO DE ABOGADOS DE LIMA presentó la REVISTA DEL FORO número 106, el cual es el segundo número consecutivo de dicha revista en editarse directamente para su publicación vía internet, así como la segunda que, además, cuenta con su respectivo código ISSN (International Standard Serial Number). El texto íntegro de la revista ha sido objeto de publicación en la página web del citado gremio. La publicación reúne veintiocho colaboraciones de distintos autores, todas inspiradas en diversas ramas del Derecho.


Entre las colaboraciones de dicho número, fue seleccionado el artículo de nuestra autoria denominado “LAS GENERACIONES DE LA RED INTERNET FRENTE AL DERECHO Y A LA SOCIEDAD“, la cual ha sido ubicada dentro del rubro denominado “Derecho e Informática”, junto a otros cuatro aportes de diferentes plumas. Todos los autores presentes en dicha breve ceremonia, fuimos invitados al final para una fotografía con algunos de los pocos ejemplares impresos, junto a las actuales autoridades del CAL.


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El mencionado artículo, luego de plantear el estado de la cuestión jurídica y social involucrada, desarrolla la interrelación existente entre las nociones de “ciencia”, “tecnología” e “internet”, básicas para nuestro tema. Seguidamente, presenta cada una de las generaciones web, explicando su orígen, señalando los conceptos, definiciones y problemas a su interior, así como presentando ejemplos de cada una. Luego, se analiza al conjunto de tales generaciones como fenómeno social y como fenómeno jurídico; ello, antes de estampar nuestras ideas finales sobre la materia.


La finalidad de nuestra colaboración es la de brindar los elementos para empezar a entender el “cambio” que la red internet genera y seguirá produciendo en nuestra sociedad y, por ende, en nuestro Derecho, encargado de identificar, leer y afrontar las variaciones de esta. Siempre el mundo cambió, pero nunca de manera global, tan interrelacionada y más veloz. Pero dentro de la sociedad, estamos ante la transformación del propio ser humano, con ventajas indiscutibles, pero con dudas no explicadas y perjuicios poco advertidos. Publicada la revista vía web con algunos errores de estilo, pronto compartiremos por esta vía el artículo de nuestra autoría en formato PDF, con expresa cita a la Revista del CAL.














sábado, 4 de enero de 2020




TERCER CURSO DE IDIOMA QUECHUA


  UNA HERRAMIENTA PARA APRENDER, PARA MEJORAR EL SERVICIO PÚBLICO DE JUSTICIA Y PARA REDESCUBRINOS COMO SOCIEDAD



El reciente 11 de diciembre del año 2019, llegó a su fin el Tercer Curso (Nivel Básico) de idioma Quechua, promovido como parte de las actividades de la Comisión Permanente de Acceso a la Justicia de Personas en Condición de Vulnerabilidad y Justicia en tu Comunidad, del Poder Judicial, y a cargo del profesor Raúl Cisneros Cárdenas. Su saldo, sin duda positivo, puede ser evaluado de muy diversas maneras. A continuación, sólo algunas de estas.


En primer lugar, una vez más, se pone de manifiesto la conveniencia de efectuar actividades interdisciplinarias. En diversas ocasiones, hemos señalado que varios de los problemas del Derecho son en realidad problemas de la sociedad. Si bien ello no debería llamar la atención dadas las credenciales sociales que tiene el Derecho tanto en su origen, en su permanente construcción como en sus fines, se trata de credenciales que habitualmente no son leídas por los operadores jurídicos, menos por la sociedad que ve en el Derecho una disciplina básicamente positivista, complicada y, muchas veces, alejada de la realidad.


En segundo lugar, lo presentado y aprendido en clase se relaciona a uno de esos problemas sociales con compromiso jurídico. Como producto del largo virreinato, pero sobretodo de las disputas republicanas del poder en las ciudades, del consiguiente centralismo y de la permanente -y comercialmente conveniente- promoción de valores culturales extranjeros (entre otros motivos), la conservación de la cultura originaria se convirtió en una condición de vulnerabilidad. Entrando en materia, la conservación del idioma “runasimi” (aquel que los conquistadores denominaron “quechua” en relación a un clima coincidente entre las áreas con mayor densidad poblacional de la sierra), hizo vulnerables a las poblaciones que lo mantenían como también al idioma mismo. Muchas historias sobre la no enseñanza intergeneracional de dicha lengua son un ejemplo de lo anterior.


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En tercer lugar, siendo tal vulnerabilidad un problema social que perdura, y debiendo el Derecho responder a sus manifestaciones tanto en los territorios donde se habla originariamente el idioma en mención  como en las zonas urbanas con inmigración de sus pobladores (preferentemente urbano-marginales), la realización de los más elementales derechos al debido proceso, al acceso al servicio de justicia, a la igualdad, entre otros, impone la necesidad de establecer al menos una básica comunicación con las personas de tales poblaciones. Se trata de hacer a estas personas un poco menos vulnerables, en el día a día y en el trato directo.


Finalmente, es criterio compartido el hecho de considerar como positivo el conocimiento de una lengua extranjera (el cual suscribimos). Sin embargo, hemos tenido la oportunidad de escuchar a colegas paraguayos (con respeto, admiración y con envidia, sí), en tierras ajenas, comunicándose en su lengua guaraní, otra de origen precolombino; mientras paralelamente otros ciudadanos americanos nos encontrábamos en la imposibilidad de utilizar nuestras propias lenguas nativas, todas patrimonio cultural de este continente. ¿Acaso la vulnerabilidad antes descrita tiene alcances mucho mayores aún?


Toda actividad académica tiene un final. Y ese momento llega porque lo aprendido debe ser aplicado: no existe conocimiento que quede para siempre condenado en una prisión intersubjetiva. Su destino es ser utilizado y retroinformar a la teoría. Pero para ello, quienes asistimos a clases debemos continuar aprendiendo, mediante esa práctica y esa teoría luego reforzada. Terminó el curso y dejamos de ser alumnos: asumamos el reto de convertirnos en estudiantes. ¿De un idioma? Sí, también, pero ante todo de nosotros mismos y de nuestra sociedad, de nuestros orígenes, de aquello que nos perteneció siempre. Tenemos ahora otra herramienta.